Que acto más cotidiano es que con la entrada del año nos pongamos algunos propósitos para ese año, yo tengo propósitos para cumplir a lo largo del año y otros que son para cada trimestre. Ahora que esta acabando este primer trimestre, es buen momento para hacer repaso de esos buenos propósitos para ver como van.
Propósitos anuales, de los míos, el único que se puede contar es el de correr 10 km, cuando uno se pone un objetivo de largo plazo, la única forma de que este objetivo llegue a buen puerto es ponerte un plan con metas secundarias, mi metas secundarias eran;
Meta 1; Salir a correr tres veces en semana. Conseguido.
Meta 2; Correr al menos 5 kilómetros seguidos. Conseguido
Meta 3; Correr los 10 kilómetros seguidos. En proceso (Conseguido 04/05/14)
Meta 4; Correr los 10 kilómetros en menos de 50 minutos.
Meta 5; Participar en una carrera popular.
Como puedes ver, no es lo mismo ponerte como objetivo el correr 10 km de forma genérica que ponerte un plan para conseguirlo, ya que así tu objetivo es mucho más concreto y asequible.
Propósitos trimestrales, surgieron a partir de un propósito del año pasado y tras el empujón que me dió leer sobre lo mismo en un blog de los que leo, la idea era que en cada trimestre del año debía aprender algo nuevo, debía ser algo realista para hacerlo en tres meses, de forma que al acabar el año tendría 4 habilidades nuevas (de hecho este blog es un propósito trimestral, que ha seguido adelante). Realmente esto que en principio parecía factible, se ha tropezado con la cruda realidad que es que, en la mayoría de los casos, de nada sirve aprender algo nuevo si luego no se practica. Pongo un ejemplo para explicarme, en tres meses puedo hacer el curso de buceo y tendré la licencia federativa, muy bien, pero si luego no voy a ir a bucear nunca más esa habilidad la perderé con el paso del tiempo. Esto me ocurrió el año pasado, aprendí en tres meses lo básico para desarrollar un juego muy simple de ordenador para mi hija, ojo, con la ayuda de un programa específico de diseño de juegos para los que no sabemos nada de programación, ahora ella quiere que le meta más acción a ese juego y debido a que no seguí formándome ahora tengo que buscar tiempo para empezar de casi cero a leerme el manual de 150 páginas.
Realmente en esta anécdota del juego de ordenador, está un poco la respuesta a esta pega de los propósitos trimestrales y es que ahora, aunque he dicho que tengo que empezar de casi cero, realmente no es así ya que el manual ya está en mi ordenador, casi todos los términos me resultan familiares e incluso en esta segunda lectura entiendo conceptos que antes se me escaparon, los gráficos básicos ya están, es decir, hay una base (en otro contexto diría que la última vez que estudié el manual, modifiqué la estructura de conocimientos previos que tenía sobre este tema y esto ha condicionado la forma de adquirir ahora nuevos conocimientos en base al mismo manual).
Debido a que aún estoy planteándome como hacer más efectivos los propósitos trimestrales (quizás hacerlos semestrales) y sobretodo a la falta de tiempo, el objetivo del primer trimestre que era tener ya los conocimientos necesarios de html y javascript necesarios para presentar una tabla en el blog, no se ha cumplido. Ahora que empieza el segundo trimestre, hay que plantearse si comenzar con el segundo propósito trimestral (hacer un curso de natación) o seguir con el primero...
Puede parecer que los propósitos trimestrales no son efectivos, y aquí hay que aclarar que depende de si los vemos como un fin o como un medio, si los vemos como un fin es el caso que estoy contando (la habilidad adquirida se pierde por falta de uso) pero si lo vemos como un medio son muy efectivos, y es que son un medio perfecto para conseguir que uno de tus actos cotidianos en el día a día sea el tener curiosidad por aprender cosas nuevas, obligarte a enfrentarte a retos nuevos, a tener la mente abierta y no apoltronarte en el sofá, es decir, me habré olvidado de lo que ponía en esas 150 páginas del manual para diseñar juegos para ordenador, pero el efecto positivo acumulado en mi carácter, en mi actitud y en mi cerebro, mientras me las leía buscando tiempo de donde no lo tenía, ese efecto positivo sigue ahí.